Aunque el año del nacimiento de Internet se establece en 1983 (algunas fuentes indican que fue un año antes), el uso masivo de Internet a través de la navegación web podríamos fijarlo en el año
1994,
cuando la empresa
Netscape Communications desarrolla el navegador
Netscape Navigator, el primer navegador web comercial y gratuíto que permitía a los usuarios navegar por Internet. Luego llegaron
Opera, el famoso
Internet Explorer de Microsoft (que llegó a ser usado casi por el 95% de los usuarios en 2002),
Google Chrome, Safari,
etc. hasta llegar a nuestros días. Algunos han desaparecido por el camino, pero siguen siendo una herramienta usada por millones de usuarios y que han servido de inspiración para el diseño de las actuales redes sociales.
¿Qué es scroll infinito?
Mucho ha cambiado el diseño y la tecnología de los primeros navegadores hasta hoy, pero todos se fundamentan en lo mismo: mostrar páginas web cada vez más atractivas, sencillas y que mantengan “enganchado” al usuario. Y una de las técnicas que más se usa es lo que llamamos el scroll infinito, o lo que es lo mismo la opción de una visualización continua en páginas que cuentan con una gran acumulación de contenido.
A todos nos ha pasado alguna vez, sobre todo cuando navegamos desde un dispositivo móvil, la sensación de que la web que estamos visitando no tiene fin por más que seguimos bajando con nuestro dedo hacia abajo. No digamos nada ya si hablamos de las redes sociales como
X, Instagram, Facebook…
El scroll infinito tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Entre los aspectos positivos nos encontramos ante una
navegación por la página web mucho más sencilla e intuitiva. Por otro lado permite
cargar mucho contenido de forma automática sin necesidad de ir haciendo clicks que nos lleven a otros contenidos. Si a eso añadimos que facilita el uso de
algoritmos
que permitan mostrar al usuario aquello que más le interesa estamos ante una técnica realmente buena.
Pero también tiene aspectos negativos. Para el usuario es más complicado
recordar la ubicación concreta de un contenido determinado y para buscarla tiene que estar haciendo de nuevo scroll hacia arriba o hacia abajo para localizar dicho contenido. Por otro lado, al encontrarnos ante una web o red social “infinita” hace que se pueda llegar a perder el control por parte del usuario de las horas que pasa delante de la pantalla.
Acabar con el scroll infinito
Con la intención de reforzar la protección digital de la salud mental de la juventud, el grupo socialista va a presentar en el Congreso de los Diputados una proposición no de ley que contiene ideas enfocadas a acabar con los patrones oscuros de diseño digital, como el
scroll infinito, y
recomendar que no se acceda a Internet hasta tener 16 años.
El preámbulo de la proposición asume que de momento la
Organización Mundial de la Salud no considera como trastorno la adicción a internet, al móvil o a las redes sociales, pero insiste en que los datos demuestran que el mal uso de dispositivos electrónicos perjudica el bienestar y, especialmente, la salud mental de los jóvenes.
Por otro lado, el Gobierno ha puesto en marcha un plan para reducir la adicción a las pantallas en menores. Un ambicioso plan que obliga a los fabricantes de dispositivos digitales a
incorporar sistemas de control digital parental para que puedan ser activados por los padres o tutores, de forma que sean los adultos quienes decidan qué aplicaciones, servicios y contenidos restringen a los menores. Los productos como móviles, tabletas, ordenadores y televisores inteligentes también deberán incluir una advertencia sobre los riesgos de su uso inadecuado.
La propuesta también pide que se impulse la normativa necesaria para garantizar que las redes sociales sean éticas por defecto y renuncien a adoptar patrones oscuros o técnicas de manipulación que apelan al inconsciente del usuario para que tome decisiones potencialmente perjudiciales para la protección de sus datos personales.
Para saber más: