La automatización y la IA: la otra pata de los perfiles digitales
Si alguien piensa que el puesto de trabajo de ese señor que está en la puerta de una empresa para recibirte y decirte donde tienes que ir o el de esa chica que lo único que hace es pegar datos de un fichero Excel a otro o contestar emails están condenados a adaptarse o morir tienen toda la razón.
La automatización y la inteligencia artificial harán que determinadas tareas muy repetitivas y que tengan poco valor para el negocio sean realizadas por máquinas. Incluso tareas que van muy enfocadas a los clientes también serán automatizadas, dejando las tareas que realmente tienen un valor fundamental para la compañía sean realizadas por los empleados.
Esto dará lugar a que harán falta perfiles muy analíticos que irán en dos direcciones: por un lado perfiles analíticos que estarán ahí para la toma de decisiones (grandes o pequeñas) que impactarán en el negocio de la compañía, y por otro perfiles analíticos que tendrán que diferenciar entre aquellas acciones importantes que realmente requieran la intervención de un hombre y otras en las que se les puede dejar a las máquinas.
A día de hoy ya tenemos ejemplos al respecto: cuando viajamos en un tren de alta velocidad o en un avión realmente quien está manejando el tren o el avión es una máquina/ordenador, que posiblemente lo hace con más precisión que el propio ser humano, sin embargo sí queremos que haya persona al frente del tren o del avión “por si pasa algo”. Esto demuestra que hay determinadas acciones que se pueden automatizar o dejar a las máquinas porque, en sí mismas, no le transmiten ningún valor al cliente, pero sin embargo hay otras donde necesitamos (exigimos) que sea una persona quien las haga.
Como le oí una vez a un oncólogo: “un robot puede operar con mayor precisión que el mejor de los cirujanos, pero si te tienen que dar la noticia de que te tienen que operar y en qué consiste la operación ¿Qué prefieres? ¿Qué te lo diga una máquina o médico?”
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