Nadie puede dudar que Internet ha supuesto una revolución cultural, económica y social sin precedentes en la historia de la humanidad. A nivel cultural tenemos un acceso casi ilimitado a información de todo tipo que antes solo era posible de obtener a través de los libros e indagando mucho. Nos ha traído una nueva economía que ha cambiado los estándares tipo de las empresas y laboralmente le ha dado un giro a nuestra forma de trabajar. Y ¿Qué podemos decir a nivel social? A día de hoy nos podemos comunicar con casi todo el mundo de forma inmediata sin importar el tiempo y el espacio y nuestra vida social, familiar y laboral está en muchos casos reflejada en Internet con pelos y señales.
Pero ¿hasta qué punto somos conscientes del impacto que tiene el hecho subir fotos nuestras, indicar nuestra ubicación o poner comentarios en Internet? ¿Somos más libres ahora que gozamos de una “libertad” sin límites para decirle al mundo lo que hacemos, lo que nos gusta, lo que no, quienes son nuestros amigos, donde hemos pasado las vacaciones, etc.? ¿Qué ganan las redes sociales con toda esa información que les hemos cedido?
El fenómeno imparable de las redes sociales
En el año 2020 se estimó que en el mundo había 4.200 millones de usuarios de redes sociales (más del 50% de la población) de los cuales 37 millones estaban en España. Nos encontramos ante una situación de constante crecimiento habiéndose duplicado el número de usuarios a nivel mundial desde el año 2015 donde “solo” había poco más de 2.000 millones de usuarios. Youtube, Facebook y Whastapp son las redes sociales más usadas por todo el mundo, seguidas de las clásicas Twiter, Instagram, Pinterest, etc. y subiendo como la espuma tenemos a TikTok.
Según los expertos uno de los motivos que ha ayudado a este crecimiento tan brutal del uso de las redes sociales se encuentra por un lado en los smartphones, que han permitido una “democratización” del acceso a Internet al disponer de dispositivos cada vez más baratos. Y por otro lado el avance de la tecnología, que con la aparición de las redes 4G y la actual 5G le ha dado un impulso al uso de Internet como nunca se había visto antes. Y ya se está trabajando en la 6G.
La privacidad en Internet
Una de las cosas que nos debería hacer sospechar a la hora de usar las redes sociales e Internet en general, es el hecho de que la mayoría de ellas son gratuitas y donde, como bien dice Rubén Vázquez en MCA Consultores, el producto a usar ya no es la red social, sino que el producto eres tú.
Google no me cobra ninguna cuota por hacer búsquedas ilimitadas en su buscador, Facebook me permite contactar con mis amigos (y no amigos) y dar likes a diestro y siniestro sin pedir (en principio) nada a cambio, en Youtube, aunque tiene un servicio premium de pago, podemos ver millones de vídeos de todo tipo (algunos con publicidad y otros no) cuando queremos, etc. ¿Y qué podemos decir Whatsapp? Nos la descargamos de forma gratuita y podemos chatear, hablar por teléfono, hacer vídeo-llamadas, enviar fotos… Y todo eso a cambio de… ¿nada?
Como diría mi abuelita Concha “hijo mío, en este mundo no hay nada gratis” y, aunque erróneamente pensemos que es así, las redes tampoco lo son. A las redes sociales les estamos “pagando” por ceder nuestros datos, diciéndoles lo que nos gusta, quienes son nuestros amigos, donde vamos a pasar este verano, permitiéndoles que sepan cual es nuestra ubicación, que tipo de rutas hacemos cuando usamos el navegador… Todo les vale para hacer un perfil de quienes y como somos. Es decir, conocer todo de nosotros y luego poder segmentarnos para que nos puedan mostrar un anuncio determinado, enviarnos un email con determinada información, ofrecernos aquel viaje que (¡oh, qué casualidad!) estuviste buscando por Internet hace unos días... es decir, nosotros mismos nos hemos convertido en un producto del cual hay que obtener un beneficio y donde nos pueden monetizar.
Lo más curioso de todo es que estas empresas están ganando muchísimo dinero con nuestros datos y, paradójicamente,
nosotros nos estamos percibiendo nada por ceder algo tan importante como es nuestra privacidad.
¿Cómo podemos tratar de mantener los usuarios nuestra privacidad?
Vamos a hacer un acto de fe y vamos a dar por hecho de que todos esos datos que recaban de nosotros cuando navegamos o usamos las redes sociales están a buen recaudo, y que solo se usarán para los fines que nos indican cuando aceptamos las condiciones de uso de esa app tan chula que nos hemos descargado o cuando nos hemos dado de alta en esa red social que está tan de moda. Si, efectivamente, esas condiciones de uso tan largas que por ley tenemos que aceptar y que, seamos sinceros, casi nadie leemos. Le damos al botón de aceptar y a correr.
Pero como el ser humano es (o debería ser) desconfiado con todo aquello que atañe a su privacidad, las redes sociales, buscadores, navegadores, app’s etc. ponen a nuestra disposición una serie de opciones (no siempre fáciles de localizar) para tratar de proteger nuestra privacidad. Conocer estas opciones será fundamental para, en la medida de lo posible, ponérselo un poco más difícil a las empresas a la hora de acceder a nuestros datos.
Tratar de describir aquí todo lo que podemos y debemos hacer en función del navegador o red social que usamos para proteger nuestra intimidad sería muy largo, pero vamos a dar una serie de consejos y enlaces que visitar que nos podrán ayudar:
Una pequeña reflexión
Como ex-usuario de Facebook y Twiter y actual usuario de LinkedIn, Google, Youtube, Whastapp, Chrome, Wave y un sinfín más de soluciones digitales resultaría demagógico por mi parte demonizar el uso de las mismas y afirmar que no cedo mis datos personales, pero sí es cierto que, dentro de mis posibilidades, trato de tomar medidas que garanticen parte de mi privacidad.
Está claro que las redes sociales y demás aplicaciones que usamos en Internet son herramientas muy útiles y que se han convertido en algo imprescindible en nuestra vida personal y laboral, pero creo que deberíamos ser conscientes de como las usamos, hasta qué punto exponemos nuestra vida a los demás y que estamos cediendo una serie de datos a multinacionales a cambio del uso de sus aplicaciones y en ese trueque me da la sensación de que ganan más esas empresas que nosotros.
Para saber más: