Claves del informe de McKinsey
Aunque la investigación para elaborar este informe se hizo antes del inicio de la pandemia y por tanto antes de que se desencadenase la crisis sanitaria y económica, las decisiones que están tomando los distintos gobiernos y los responsables de las empresas más importantes tendrán que tener en cuenta alguna de las tendencias identificadas en el estudio.
En este informe, que abarca un análisis desde 2007 a 2018, se han analizado unos 1.100 mercados distintos donde el campo de actuación ha sido toda la Unión Europea (27 países) más Reino Unido y Suiza y que ha demostrado que Europa es un mosaico de distintos mercados laborales locales donde se ha ido distribuyendo la población, de tal manera que:
Creciente automatización de tareas
Según McKinsey solo en Europa, durante los próximos 10 años, los robots se harán cargo de 50 millones de empleos. Esto va a requerir que más de 90 millones de trabajadores de toda Europa (aproximadamente el 40% de la fuerza laboral) tendrán que desarrollar nuevas habilidades dentro de sus funciones actuales.
El protagonismo de la automatización supondrá la destrucción de determinados puestos de trabajo, pero al igual que ocurrió durante la Revolución Industrial o la llega de la informática, la automatización dará lugar a crecientes oportunidades de empleo en otros sectores que compensarán en gran medida la pérdida general de puestos de trabajo que terminarán automatizados.
Esto quiere decir que mejorar la formación y volver a capacitar a los trabajadores será uno de los principales retos para las empresas en los próximos años. Esta tendencia se ha acelerado aún más por la crisis del COVID-19 por lo que los trabajos más expuestos a la automatización también son aquellos que la pandemia ha hecho más vulnerables.
Conviene aclarar que la automatización o uso de robots no la debemos entender en su contexto literal. Cuando hablamos de que muchas profesiones serán automatizadas o sustituidas por robots tendemos a pensar que dichas tareas serán realizadas por robots humanoides con una cabeza, cuerpo, brazos y piernas.
La automatización o robotización supone el uso de determinados softwares que permiten realizar tareas que podría realizar una persona, por ejemplo, con un ordenador, un teclado y un ratón. La automatización tiene por objeto realizar tareas que no tienen un valor en si mismas, dejando a las personas el análisis de los datos y toma de decisiones que si pueden tener un valor por las repercusiones que puedan conllevar y que un robot no podría tomar.
Los trabajos con más empleo y con peores perspectivas en la próxima década
Según el informe de McKinsey las profesiones que más futuro van a tener son todas las relacionadas con la tecnología o la ciencia, las denominadas profesiones STEM (Ciencia (Science), Tecnología (Technology), Ingeniería (Engineering) y Matemáticas (Mathematics)
A estas les tendríamos que unir las profesiones relacionadas con la gestión empresarial, asuntos legales, educación y formación, profesionales de la salud o, por extraño que parezca, las relacionadas con la gestión creativa y artística.
En el lado contrario tenemos muchas profesiones que seguro se nos vienen a la cabeza: auxiliares administrativos y de oficinas, servicios de transporte, hostelería y restauración, servicio al cliente y ventas…
Cambiar el modelo productivo y educativo
Analizando el informe de McKinsey, así como otras publicaciones relacionadas con el tema, llegamos al a conclusión de que si alguien piensa que simplemente intuyendo cuales podrían ser las profesiones o carreras que serán más demandadas en el futuro está todo hecho para afrontar dicho futuro está muy equivocado.
Para nuestra suerte o nuestra desgracia una buena parte de nuestra economía se basa en la industria del turismo y el ocio y eso debería cambiar o por lo menos adecuar dicha economía. Como bien señalan muchos expertos parte del éxito de la era post-COVID vendrá determinada por una serie de cambios que tendremos que hacer en nuestro modelo productivo en general: favorecer la innovación, el emprendimiento y el aumento de tamaño de las empresas, impulsar la inversión en tecnología y digitalización, desarrollar nuevos modelos de turismo, mantener un nivel de deuda pública saneado y estable… son solo algunas medidas que se deberían tomar y consensuar cuanto antes.
El cambio del modelo educativo se antoja algo esencial si queremos ser competitivos a futuro y que no se produzca una fuga del talento fuera del país. No por tener más universidades o facilitar el paso de un curso a otro a nuestros estudiantes vamos a ayudar a tener una mejor educación. En este sentido un modelo educativo basado en el esfuerzo, la meritocracia y con unos profesionales bien remunerados y preparados nos ayudarán a preparar a las generaciones que vengan a ser más competitivas y hacer nuestra economía más fuerte y estable.
Para saber más: