Nos guste o no la cultura y tradiciones de los Estados Unidos han ejercido desde hace décadas una gran influencia en la sociedad occidental. La globalización del mundo gracias a la digitalización no ha hecho más que acentuar todavía más esa influencia.
Ya no es raro ver a niños (y no tan niños) disfrazarse en Halloween donde los grandes almacenes y tiendas se adornan con calabazas de plástico, puedes comprar cajas para que guardes las chuches que vas a pedir, las tiendas de disfraces te venden todo lo que necesitas para ese día, etc. Igualmente tenemos el caso de Papá Noel en Navidad, un personaje muy típico de la cultura anglosajona que también se ha hecho eco en nuestra sociedad y ya resulta casi imposible no verlos por la calle o como reclamo comercial en las tiendas cuando llegan esas fiestas tan señaladas.
Y el Black Friday no podía ser una excepción y se ha extendido como la pólvora. Un día donde las empresas y marcas ofrecen productos a precios más bajos de lo normal. Unas rebajas anticipadas a las Navidades.
Su origen
Lo primero que tenemos que saber es que el Black Friday se celebra el último viernes de noviembre, justo después del Día de Acción de Gracias, una de las fiestas más importantes de los Estados Unidos (sí, esa en la que se suele cocinar pavo al horno y que ha salido en infinidad de películas).
En cuanto a su origen hay muchas versiones al respecto, pero quizás la que más se ajusta a la realidad es la que podemos ver en History.com que nos cuenta que en la década de los 50/60 se celebraba en Filadelfia todos los años un partido de fútbol americano entre las Academias de la Armada y la Marina que atraían a la ciudad a numerosos turistas. Este partido se jugaba el sábado siguiente al Día de Acción de Gracias, por lo que el viernes el centro de la ciudad se llenaba de turistas y aficionados que aprovechaban para hacer compras y que iban a ver el partido al día siguiente, lo que provocaba un caos circulatorio en la ciudad difícil de gestionar por la policía. Con el tiempo la policía empezó a llamar a ese viernes que se repetía todos los años Black Friday.
Los comerciantes de la ciudad vieron un filón para vender más ese día y trataron de cambiar esta denominación con connotación negativa por Big Friday, pero la gente seguía hablando del Black Friday. De esta manera, en los años 80 los comerciantes decidieron convertir esa expresión en algo positivo fomentando la idea de que era un día especial y que se debía celebrar rebajando los precios de las cosas.
Con el tiempo la expresión se hizo enormemente popular en todo Estados Unidos y el marketing aprovechó para hacer de ese día una “festividad de las compras” para adquirir cosas más baratas.
No es oro todo lo que reluce
En España no hemos sido ajenos a esta ¿celebración? y como no podía ser de otra manera las tiendas, comercios, etc. aprovechan ese día para ofrecer importantes descuentos en numerosos artículos.
Sin embargo, la OCU nos advierte de que no siempre este día es tan bueno como nos tratan de vender. Esta organización ha comprobado que son unos pocos productos "señuelo" los que realmente bajan su precio, mientras que en otros casos se aprovecha el tirón para incrementarlo. Así, en 2021, se subió el precio de casi un tercio de ellos (el 32,5% de los productos), por un 11,8% que costaban menos en la semana del Black Friday.
El motivo de hacer esto es muy sencillo: cuando vamos a comprar productos más baratos aprovechando las ofertas que nos hacen al mismo tiempo se incrementan las opciones de “cross selling” o lo que se llama venta cruzada. Ejemplo: me voy a comprar esas zapatillas tan chulas para correr que las han bajado de precio, pero al mismo tiempo me compro un par de camisetas para correr que, ¡oh, casualidad!, su precio se incrementó hace unos días.
Por tanto, si realmente queremos aprovechar ese día lo mejor que podemos hacer es centrarnos en lo que realmente queremos comprar al estar más barato y no fijarnos en otras opciones que nos puedan mostrar por muy tentadoras que sean.
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